lunes, 14 de diciembre de 2009

Revisa todo

Gracias a Eero Saarinen, que llegó tarde a la reunión para decidir entre los proyectos para la Opera, que miró entre los desechados, éste edificio es hoy uno de los símbolos de la arquitectura como espectáculo frente a la más "humana" (que yo personalmente prefiero).


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